21.8.13

Naked.





Que de tonterías, prejuicios y complejos absurdos podemos llegar a acumular.
Tabúes que arrastramos de generaciones reprimidas.
Para más inri nos invade la perfección photoshopeada de los medios de comunicación.
Pieles tersas, con todo en su sitio, con el color y tamaño que ellos estipulan perfecto.
Las mentes débiles nos lo creemos y asumimos, manteniendo una lucha constante con nosotros mismos.
Lucha encauzada en entrar en esos parámetros estúpidos.

Que si, que está muy bien sentirse bien con uno mismo, pero sin excesos, sin perder la conciencia de dónde debe estar el límite.

Que buena terapia de choque la de visitar una zona naturista.
En estas fechas plagada de gente.
Nadie esconde nada.
Nada te eleva, reafirma, camufla o disimula.
Todo es tal cual.
Cuerpos de toda condición y edad, disfrutando de la naturaleza.
Jóvenes y ancianos. Familias completas, parejas y gente solitaria.
Todos tan centrados en disfrutar de ese momento de relax.

Mi mirada curiosa se pasea entre ellos.
Y me reafirmo en lo absurdo de las comparaciones tan extendidas sobre tamaños y medidas, en ambos sexos.
Hay tanta variedad, somos tan distintos unos de otros... que no entiendo como un listo ha dicho lo que tenemos que medir. Y peor, que nosotros pretendamos aplicarlo.

Que si no es porque sobra, es porque escasea.
Que lo que ahora está arriba, mañana ten por seguro que andará más descolgado.
Que aquí lo único importante es saber aceptarse en conjunto y disfrutar de la vida.

Y no hay más.


20.8.13

Mind the gap.

Londres.

Una ciudad a la que tenía muchas ganas desde siempre.
Un objetivo vital, una pequeña meta.

Ciudad invadida por taxis, cabinas y buses teñidos de rojo.
Ni un coche normal circulando por el centro. Y si ves alguno es de portada de revista.
Multiculturalidad.
Saturación de personas siempre con prisa.
Metro a ratos solitario y en otros hasta la bandera.
Una frase que escuchas hasta la saciedad mientras recorres sus túneles. Con historia romántica incluida.
Dos carriles imaginarios para andar por la acera. Orden establecido.
Invasión de locales de comida preparada para llevar.
Mientras tu como turista disfrutas de tu comida durante unos 45 minutos, la mesa de al lado ya ha cambiado de caras tres veces.
Vienen, escogen envase de plástico, se sientan, comen sin despegar la mirada de su móvil o portátil y se van.
Mujeres de traje y zapatillas, con taconazos guardados en el bolso para ponérselos cuando lleguen a su destino.
Barrios con personalidades dispares y muy marcadas.

Lo disfruté.
Me encantó quitarme esa espinita clavada.
Valoro mucho haber tenido tu compañía en esos días.
Es un bonito recuerdo.
Uno de esos pasos en el camino que nunca olvidaré.
Gracias.