20.8.13

Mind the gap.

Londres.

Una ciudad a la que tenía muchas ganas desde siempre.
Un objetivo vital, una pequeña meta.

Ciudad invadida por taxis, cabinas y buses teñidos de rojo.
Ni un coche normal circulando por el centro. Y si ves alguno es de portada de revista.
Multiculturalidad.
Saturación de personas siempre con prisa.
Metro a ratos solitario y en otros hasta la bandera.
Una frase que escuchas hasta la saciedad mientras recorres sus túneles. Con historia romántica incluida.
Dos carriles imaginarios para andar por la acera. Orden establecido.
Invasión de locales de comida preparada para llevar.
Mientras tu como turista disfrutas de tu comida durante unos 45 minutos, la mesa de al lado ya ha cambiado de caras tres veces.
Vienen, escogen envase de plástico, se sientan, comen sin despegar la mirada de su móvil o portátil y se van.
Mujeres de traje y zapatillas, con taconazos guardados en el bolso para ponérselos cuando lleguen a su destino.
Barrios con personalidades dispares y muy marcadas.

Lo disfruté.
Me encantó quitarme esa espinita clavada.
Valoro mucho haber tenido tu compañía en esos días.
Es un bonito recuerdo.
Uno de esos pasos en el camino que nunca olvidaré.
Gracias.



No hay comentarios:

Publicar un comentario